¿Es bueno caminar por la arena de la playa?
Caminar por la playa es muy placenteros para muchas personas, sin embargo otras no lo toleran. Es por esto por lo que seguro que en alguna ocasión te has planteado si es bueno o no realizar esta actividad.
Desde PODOVITA, tú podólogo del Cerro del Águila en Sevilla, te contamos todos los beneficios e inconvenientes, así como algunos consejos a tener en cuenta al realizar esta práctica que si bien, puede ser muy saludable si se hace de manera controlada y regular, también puede acarrearte alguna lesión si no la realizas correctamente.
Lo primero al caminar por la plata es diferencias los dos tipos de arena que se encuentran en la playa.
- Arena blanda. Esta es una superficie más inestable e irregular. Tiene una mayor capacidad de absorción, lo cual caminar por ella nos provocará más fatiga muscular, ya que el esfuerzo es más elevado para mantener la estabilidad, principalmente en la articulación del tobillo. Depende de tu estado, en ocasiones puede ser beneficioso para fortalecer toda la musculatura de ciertas estructuras pero en otros casos puede ser la causa de una lesión. Al caminar por esta arena, nuestro talón se hunde, por lo cual generamos una mayor tensión en la musculatura posterior.
- Arena de la orilla. Esta arena presenta mayor consistencia, es más compacta y estable, por lo tanto el hundimiento del talón es mucho menor. En este caso debemos tener en cuenta la inclinación de la misma, que no en todas las playas será de igual manera. Al caminar por esta zona nuestro cuerpo se compensa para mantener el equilibrio, cargando el peso en una pierna más que en otra.
Otros datos a tener en cuenta al caminar es la hora en la que vamos a realizar la práctica, evitando las horas más fuerte de sol. También, no debemos olvidarnos de la crema protectora, sin olvidar la zona del empeine.
Antes de realizar esta actividad, te recomendamos acuda a consulta de podología para valorar su huella y pisada. De esta manera conocerá si será beneficioso o no caminar por la arena de la playa sin provocar lesiones como fascitis plantar, sobrecargas musculares, problemas en el tendón de Aquiles entre otras más.
Después de permanecer durante meses nuestros pies protegidos con calcetines y calzado, llega el verano, la época en la que los pies están más expuestos al sol y a factores externos, por ello no debemos olvidar proteger la piel de nuestros pies.
Tan solo se aconseja su uso, en zonas húmedas o en lugares en los que frecuentemente se producen encharcamientos de agua, como vestuarios, acceso a piscinas o duchas comunes. Con el uso de éstas, evitamos el contagio de hongos, papiloma (verruga plantar). Para erradicar aún más la posibilidad de contagio, se recomienda no compartir calzado ni toalla y secar bien los pies en profundidad para eliminar la humedad.